El Organo Mayor
Hace 68 años, después de que la Catedral Metropolitana de la ciudad de Guatemala se levantara de entre los escombros de los terremotos de 1917 y 1918, llegaba desde la lejana Europa, un nuevo ciudadano que con sus sonidos buscaría agradar a Dios y los feligreses del templo. ¿Quién es este personaje? Pues bien, es el órgano de la Catedral Metropolitana de Guatemala. Su sello de marca es Walcker, una de las fábricas más prestigiosas en cuanto a construcción de estos instrumentos musicales (desde 1781); su lugar de origen Ludwigsburg, Alemania. El magnífico órgano de Catedral posee una escala 47 registros musicales, es decir que es capaz de reproducir esa misma cantidad de instrumentos y es el único en Latinoamérica apto para tocar música del período Romántico.
Es de madera del mejor tipo de roble, lo cual le ha hecho hermético a la polilla; posee 4 mil 200 pipas de zinc y su teclado de marfil está impecable. Cabe agregar que de los 49 órganos de tamaño comparable, construidos en Alemania, entre las dos guerras mundiales, sólo el de la Catedral Metropolitana y otro en la ciudad germana Weida se conservan en todo el mundo.
Algo de historia
A partir del 5 de marzo de 1937, cuando el órgano llegó a suelo guatemalteco, fue siendo instalado en la parte de atrás del Alta Mayor, utilizando la caja musical y algunas decoraciones y esculturas de ángeles del órgano antecesor, que había sido casi destruido por los terremotos cuando le cayó encima la cúpula de la Catedral. Para ese entonces había transcurrido cinco años, desde que el comité presidido por Monseñor Mateo Perrone se propuso recaudar fondos para importar el órgano de Alemania. El precio pagado fue una cantidad desconocida de sacos de café guatemalteco, donados por exportadores y productores de este grano, así como donaciones en efectivo de otras empresas y personas particulares. Casi reunido el precio, el 12 de mayo de 1936 se solicitó a la casa Walcker el envío del órgano. Los trámites de importación estuvieron a cargo de la Relojería “El Sol”, que ya no existe. El órgano llegó el 5 de marzo de 1937; el presidente de ese entonces, Jorge Ubico, concedió, un mes después de su llegada, la exoneración del pago de los derechos aduanales y consulares, para que finalmente el 31 de abril arribara a la Catedral Metropolitana y se celebrara su inauguración a mediados de septiembre. Sin embargo el pago de su precio aún no había sido totalmente completado, por lo que en diciembre de ese mismo año, el organista Hans Hüber ofreció el primer concierto de órgano y con los fondos obtenidos se cubrió la deuda total.
Hasta 1962 el órgano permaneció atrás del altar mayor de la Catedral, pero por los trabajos del nuevo altar mayor, fue necesario movilizarlo. Después de dos intentos fallidos de instalarlo dividido en dos partes, bajo los arcos laterales a ambos lados de la nave central de la iglesia, a la altura del púlpito, Monseñor Mariano Rossell y Arellano ordenó construir la tribuna del coro alto. Finalizada su construcción en 1962, se instaló en dicha tribuna, encargándose de su colocación la empresa Wolburg de México, representante general de la casa Walcker en Centroamérica. Al daño ocasionado por el corte de su suntuosa caja musical, de nueve metros de altura, por la falta de espacio en la nueva ubicación, hay que agregar que se le eliminaron algunos tubos, pero aún así preserva hasta hoy, su calidad de sonido. Luego fue seriamente dañado por los terremotos del 4 de febrero de 1976, enmudeciendo durante 5 años.
En 1981 se iniciaron los trabajos de reparación por el organero alemán Oskar Binder, quien había participado en la instalación del órgano en 1937, y viajó desde Colombia, para recuperar instrumento musical. El 20 de febrero de 1982 el órgano volvió a sonar en un concierto por reinauguración ofrecido por el organista colombiano, Hernando Montoya Bethancour. Se siguió utilizando, por ejemplo, para el concierto en homenaje al tricentenario de Johann Sebastián Bach, en 1985, o para los festivales internacionales de órgano de 1988-89. Sin embargo, por el poco uso se fue deteriorando, hasta que en 1999 ya sólo funcionaba en un 35 por ciento de su capacidad, y aún así por iniciativa de la embajada de Alemania pudo ofrecer dos conciertos más, interpretados por los organistas Samuel Kummer y Martin Kakeschke, quienes advirtieron la calidad del órgano. Y es por el ánimo de la misma embajada alemana y la aceptación por parte de los guatemaltecos de éste último concierto, que el Taller para la Construcción del Órganos Mühleisen, la Escuela Superior de Música y Artes de Stuttgart, el Ministerio de Relaciones Exteriores, los tres de Alemania, y el Arzobispado de Guatemala se logra finalmente la restauración. En esta ocasión fueron los alemanes Berd Teichmann y Cristof Lehnert del mencionado taller y tres organistas, Stephen Blaich, Friedemann Braun y Martin Kaleschke quienes dedicaron cientos de horas a reparar al órgano, hasta que el 6 de septiembre de 2000 dejaron al órgano en “un estado de estabilización técnica momentánea”. Con este nuevo ánimo y para celebrar la nueva recuperación se montaron cinco conciertos que atrajeron a más de 3 mil personas, con la ejecución de los organistas Stephen Blaich y Martin Kakeschke. Para su conservación, se creó en Alemania la “Sociedad para la Conservación y uso del Órgano Histórico Walcker en Guatemala”. Fue esta sociedad la que inspiró la formación en 2001 de la Asociación para el Desarrollo Cultural y buen funcionamiento del Órgano de la Catedral Metropolitana (Organon), integrada por guatemaltecos interesados en salvar este tesoro. Organon trabaja junto con los responsables de la Catedral para recaudar fondos para el mantenimiento continuo de este instrumento musical y formar organistas guatemaltecos de calidad.
Características generales del órgano
El órgano de la Catedral Metropolitana es un instrumento único en América Latina. Fue construido durante la época de organería romántica en Alemania. Si bien este período artístico desaparece en 1860, en el país germano perdura hasta el próximo siglo.
Entre las características de este tipo de órganos podemos mencionar la profusión de juegos graves de fondos, que proporcionan al instrumento una base sonora majestuosa, dulce y homogénea.
Está conformado por tres teclados manuales de 60 teclas y un pedalero de 30 teclas. Tiene por 4 mil 500 flautas y 47 registros distribuidos según se detallan a continuación.
Para ayudar al rescate del órgano
Rescatar al órgano de la Catedral Metropolitana no ha sido tarea fácil. Esta invaluable pieza de arte fue fabricada con los mejores estándares, pero como toda pieza artística requiere cuidados que por varias décadas no recibió. La Asociación Organon tiene como objetivo recaudar fondos para lograr la restauración completa del órgano, el mantenimiento continúo del mismo y la formación de organistas idóneos. Esto último podría realizarse al recaudar fondos para que los organistas puedan capacitarse en Alemania. Es gracias a los conciertos que se ejecutan, con el mismo órgano de la Catedral Metropolitana que Organon recauda fondos. Desde el 2000 se han realizado más de cinco conciertos exitosos que reunieron a miles de asistentes. El último trabajo de mantenimiento y restauración del órgano lo hizo Gerhard Walcker, descendiente de la familia de la Casa Walcker, en diciembre de 2004. En esa ocasión Gerhard Walcker destacó que el órgano de la Catedral de Guatemala es el más importante en su tipo en toda América Latina, de los más o menos 30 que existen en el mundo. Si bien se fabricaron miles de este tipo en Alemania, muchos fueron destruidos durante la Segunda Guerra Mundial, relató. “Además, aunque he visitado otros países de Sudamérica, no he encontrado uno que funcione como éste”, agregó Walcker. Como buen experto, desde 1967 se dedica a la construcción de órganos. Indicó que restaurar en su totalidad el órgano puede llevar años. Entre las prioridades dentro del proceso de restauración están las de afinar el órgano, limpiar la 4 mil 500 pipas o tubos de la suciedad debida a la contaminación; este trabajo debe ser hecho por expertos.
Todo este esfuerzo valdrá la pena por la magnifica calidad del instrumento y porque se tiene la certeza que es posible restaurarlo. Por eso mismo, si usted desea apoyar en la restauración del órgano, puede comunicarse con el párroco de El Sagrario, P. José Luis Colmenares, quien le podrá en contacto con la asociación “Organon” para el rescate y conservación de este instrumento.